REVIEW: The Sandman – Temporada 1.
El mes de agosto arranca a lo grande con el lanzamiento este mismo viernes de la primera temporada de The Sandman, la esperadísima adaptación de Netflix de la aclamada serie de novelas gráficas creada para por Neil Gaiman; una deliciosa mezcla de mito moderno y fantasía tenebrosa en la que la ficción contemporánea, el drama histórico y la leyenda se entrelazan a la perfección. A estas alturas entiendo perfectamente que el público seriéfilo -no el consumidor clásico de la plataforma- pueda tener ciertas reticencias a la hora de tomar en consideración cualquiera de las «grandes apuestas» del gigante del streaming. Es normal, venimos de varias decepciones y muchas cancelaciones dolorosas. Eso sí, ya os avanzo una cosa, The Sandman es una maravilla. De la misma manera que hay que ser crítico cuando toca, también hay que darle su mérito a sus aciertos. Y este es uno de los grandes. Es sabido por todos que Netflix lleva tiempo buscando sus próximas grandes franquicias, también dentro del género de fantasía. Cero dudas de que aquí han encontrado una. Si saben cuidar el producto, hay material para años.
Antes de continuar, recalcar que mi conocimiento de los cómics de Gaiman es nulo, no tengo la más mínima idea de ellos, así que en este artículo me limito a valorar lo que he estado viendo estos últimos días, los diez -fantásticos- episodios que componen su primera temporada, la cual, como decía al inicio del texto, ya está disponible desde este mismo viernes 5 de agosto.

Una de las cosas que más me ha sorprendido, para bien, de la serie es lo fácil que resulta seguirla y sumergirte en su universo pese a la densidad de su mitología y a la gran cantidad de personajes que forman parte de la misma. Es muy frustrante eso de empezar una de estas producciones de gran calibre y pasarte los primeros episodios medio perdido por las primeras de sus guionistas a la hora de sentar las bases de su historia. No diría que The Sandman sea lenta, más bien lo contrario, pero si que tiene una precisa habilidad para tomarse su tiempo cuando le hace falta. El hecho de que varios de sus capítulos, sobre todo los primeros, sean su propia versión del «caso de la semana» también ayuda. Cuando veáis la serie entenderéis mejor el concepto al que me refiero.
Todo empieza a principios del siglo XIX con las figuras de Roderick Burgess (Charles Dance), conocido por la historia como el “Rey Demonio”, y el Dr. John Hathaway (Bil Paterson), dos tipos que, abatidos por las recientes muertes de sus respectivos hijos, deciden usar el ‘Magdalene Grimoire‘ -un libro recopilatorio de ritos ocultos, encantamientos y hechizos de invocación- para capturar a la Muerte y pedirle que resucitara a sus primogénitos. Pero el tema no salió del todo bien ya que al que acabaron invocando y capturando dentro del círculo místico dibujado en el suelo de su bodega fue a Sueño (Tom Sturridge), también conocido como Morfeo, el rey de los sueños. Poco se imaginaba que iba a estar preso durante casi un siglo y que durante ese tiempo le iban a desposeer de sus símbolos de poder.
Al cerrar los ojos para dormir, entramos en el mundo de Sandman, mundo que que da forma a todas nuestras fantasías y miedos más profundos. Nuestro protagonista no es solo el responsable de velar por el correcto funcionamiento de nuestros sueños, sino que también tiene un ostentoso reino que gobernar y una larga lista de sueños y pesadillas a las que controlar e impedir que accedan al mundo de los humanos para hacer el mal. El Corintio, interpretado por Boyd Holbrook, un experimento fallido de terror, no es solo uno de los más destacados, también sirve como uno de los principales antagonistas de la temporada.
Afortunadamente, Sueño cuenta con la ayuda de su siempre fiel Lucienne (Vivienne Acheampong), la cual podríamos catalogar como su bibliotecaria y su asistenta personal. Por eso su centenaria y totalmente imprevista ausencia desencadena una serie de acontecimientos que cambiarán para siempre el mundo de los sueños y el de la vigilia. Millones de personas de todo el mundo son incapaces de despertarse, otras nos son capaces de conciliar el sueño y parecen sonámbulos eternos. Finalmente, una vez liberado, Sueño tendrá que restaurar el orden tanto en una realidad como en la otra, viajando por por varios mundos y líneas de tiempo, y enmendar los errores cometidos durante su larga ausencia/existencia. En este periplo, se encuentra con viejos amigos y enemigos, y con nuevos entes cósmicos y humanos.

Este es el punto de partida de una oscura odisea en la que Sueño, además de empezar a reconducir las complicaciones generadas por su secuestro, tendrá que recuperar de las manos de los humanos su bolsa de arena, su casco y la Piedra del Sueño, los anteriormente mencionados símbolos de poder. Durante la misma cruzará su camino con una larga lista de personajes recurrentes, desde la bella, embrujada y probablemente condenada Johanna Constantine (Jenna Coleman), una aventurera exorcista del siglo XVIII, tatarabuela de John Constantine; hasta otro de lo siete seres sin fin, su querida hermana Muerte (Kirby Howell-Baptiste), una chica más sabia, más simpática y mucho más sensata que Sueño. Eso sin contar con su viaje al mismísimo infierno para tener un tenso cara a cara con Lucifer (Gwendolyn Christie) ni con su periplo con John Dee (Daniel Thewlis), hijo de Ethel Cripps (Joely Richardson), el amor de Roderick Burgess; enloquecido, liberado y en plena búsqueda de la Verdad que podría destruir el mundo.
La mitología de la serie y sobre todo las múltiples tramas y subtramas que consigue abarcar desde el primer momento es una de las cosas que más me han fascinado de The Sandman. Hay tantísimo para explorar y contar. Puedes escribir cinco párrafos sobre ella y ni siquiera habrás entrado en materia. Posteriormente, en lo que bien podríamos considerar como la ‘segunda parte de la temporada’, Sueño tendrá que lidiar con el nuevo vórtice de los sueños, un ser que aparece aproximadamente cada mil años con el poder de mezclar los sueños de la gente, cambiando el mundo para siempre. Rose Walker (Kyo Ra), una joven aspirante a escritora que busca desesperada a su hermano desaparecido, pronto descubrirá que tiene una conexión con Sueño de la que ninguno de los dos podrá escapar a la vez que encuentra una bonita familia que cuando la conocimos ni sabía que tenía.
En definitiva, The Sandman me ha parecido una de las mejores series que ha hecho Netflix en bastante tiempo, más aún si hablamos de nuevos proyectos. El producto final es ambicioso, denso pero entretenido, y cuenta con una puesta escena fascinante, a la altura de las grandes en la gran mayoría de sus episodios. Puede ser cierto que el nivel decaiga un poquito en su recta final, pero en general se mantiene arriba sin demasiados problemas gracias a su atractiva mitología y a una larga lista de personajes tan logrados como carismáticos. Johanna ha sido mi favorita y ya estoy deseando volver a verla. También me gustaría señalar lo convincente que está Tom Sturridge como Sueño. Ha sido una sorpresa muy agradable ver como se ha desenvuelto sin problemas en cualquier tipo de situación, dándole ese toque de misticismo que tanto necesita el personaje para resultar creíble.
Salvando las obvias e importantes diferencias entre ambos proyectos, The Sandman me ha recordado a Shadow and Bone en el sentido de que para encontrar el éxito y su sitio entre la multitud, estas grandes series de fantasía necesitan talento, ambición y presupuesto. Es innegociable si quieres hacer algo del calibre que merecen las obras en las que se inspiran. Por suerte, aquí, Allan Heinberg, David S. Goyer y su extenso equipo ha conseguido dar con la tecla. Bravo y gracias.
NOTA DE LA TEMPORADA: 8.7/10
MEJOR CAPÍTULO: The Sound of Her Wings (1.06)
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