‘TRUTH BE TOLD’: REVIEW (TEMPORADA 3)

REVIEW: Truth Be Told – Temporada 3. 

Estrenada en 2019, Truth Be Told es ya uno de los dramas más veteranos de Apple y por ende su antología más longeva hasta la fecha. Y aunque seguramente sea una serie más bien desconocida para el gran público, probablemente también sea la más exitosa. La plataforma de la multinacional de Cupertino estrena este viernes su tercera temporada, con Octavia Spencer retomando una vez más su papel de Poppy Scoville-Parnell, la incansable periodista de investigación convertida en presentadora de podcast protagonista de este drama que ofrece una visión única de la obsesión de Estados Unidos con los podcasts de ‘true crime’ y desafía a sus espectadores a analizar las consecuencias de que la búsqueda de la justicia se realice sobre un escenario público.

Su primera temporada estuvo protagonizada por un reparto mucho más coral que sus predecesoras, con actores como Aaron PaulLizzy Caplan acompañando a la mencionada Spencer. La segunda contó con Kate Hudson como co-protagonista, y esta tercera añade a Gabrielle Union como segunda espada. Personalmente siempre he pensado que uno de los pequeños problemas de la serie es que sus ‘estrellas recurrentes’ siempre acaban siendo más interesantes que los personajes regulares, aunque supongo que también es una forma tan válida como cualquiera para darle un plus a la historia de turno. Lo que quiero decir es que la fórmula me parece perfecta, pero a la vez creo que tanto Poppy como sus acompañantes habituales merecen un desarrollo algo más allá de sus relaciones familiares y demás.

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Truth Be Told (Apple TV+).

Ambientada también en Oakland, ahora durante la siempre convulsa época previa a las elecciones de una gran ciudad, esta tercera entrega arranca con las desapariciones de varias jóvenes de color, una de ellas poco después de haber regresado a casa tras un primer y largo periodo de ausencia. ¿Hay algo peor que vivir la desaparición de tu hija? Sí, pasar por lo mismo una segunda vez. Empeñada en encontrarlas y de paso empezar una lucha para que las fuerzas del orden comiencen a destinar los recursos necesarios a este tipo de casos, Poppy les dedica los nuevos episodios de su podcast, aunque eso no es suficiente. Pasan los días, las chicas siguen sin aparecer y lo peor es que a nadie salvo a sus colaboradores habituales parece importarle lo más mínimo. Frustrada por la falta de atención de los medios hacia el tema, nuestra protagonista acaba formando equipo con Eva (Union), la poco ortodoxa y en ocasiones demasiado impulsiva directora del instituto al que acudía una de las víctimas. Gabrielle Union siempre ha sido una actriz con una gran presencia y una capacidad importante para ser el centro de atención de la cámara y aquí no podía ser menos. Lo que decía al inicio, una vez presentada, sueles tener más ganas de seguir conociéndola y ver sus descubrimientos que de volver con Poppy y toda la pereza que más de una ocasión transmite.

Múltiples personajes de las temporadas anteriores regresan para seguir ayudando -o poniendo piedras en su camino- a Poppy, entre ellos los detectives Knox (Mekhi Phifer), uno de sus grandes amigos y valedores; y Aames (David Lions), siempre reticente a su presencia, principalmente por su habilidad de adelantarse constantemente a la policía en cualquier tipo de situación. Por supuesto que ambos jugarán un papel fundamental en la trama. En cuando al ámbito más personal, también vuelven tanto Leander (Ron Cephas Jones), padre de Poppy, siempre dispuesto a echarle una mano; y sus hermanas, Desiree (Tracie Thoms) y Cydie (Haneefah Wood), además de Zarina Killebrew (Merle Dendridge), la ex mujer de Markus y la madre de su hija Trini (Mychala Lee), cada vez más adolescente y cada vez más problemática. Igual que en el pasado, todos ponen su granito de arena para que la serie encuentre ese siempre importante equilibrio entre la investigación de turno y la vida de sus protagonistas. Las pesquisas de Poppy, Eve y compañía las acaban llevando hasta una peligrosa red dedicada a la explotación sexual de menores que más pronto que tarde las pondrá en el punto de mira de la misma cuando las cosas se convierten en personales tras un giro inesperado. Siempre hay lugar para las sorpresas en este tipo de series. 

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Truth Be Told (Apple TV+).

Con una eficiente Octavia Spencer al frente, ‘Truth Be Told’ continúa cumpliendo con todo lo que se propone, proporcionando un año más una historia lo suficientemente interesante y bien desarrollada como para el que decida darle una oportunidad se quede con ella. Ni ofrece nada que no hayamos visto antes ni intenta lucirse con nada del otro mundo, simplemente cuenta una historia relevante, dando voz y visibilidad a los problemas a los que se enfrentan constantemente los miembros de las comunidades formadas por gente de color en EEUU.

Personalmente creo que esta ha sido la temporada que más me ha gustado, o al menos la que menos cuesta arriba se me ha hecho al encarar su recta final. Apple siempre -o casi- es sinónimo de calidad y este es otro ejemplo. Sus originales de «gama alta» son un espectáculo, como debe ser, pero es raro que su «gama media» no esté por encima de lo que nos ofrecen habitualmente el resto de plataformas. El 99% de sus proyectos pasan con facilidad del suficiente, y ese es uno de sus grandes méritos. Calidad por encima de cantidad. Siempre.

NOTA DE LA TEMPORADA: 7.1/10

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