DOBLE REVIEW: The Last of Us 1×07 + 1×08.
SPOILERS A CONTINUACIÓN
Con un episodio realmente impresionante, una hora de televisión que será recordada especialmente por su brutalidad, ‘The Last of Us’ lo ha dejado todo perfectamente encarrilado para lo que promete ser un cierre por todo lo alto de su primera temporada. La serie de HBO ya empezó de una forma magnífica, dejando claro desde el primer momento que estábamos delante de una de esas series diferentes, especiales, una adaptación casi perfecta a la altura de las grandes ficciones de la cadena estadounidense. El nivel ya era alto, pero aún así ha logrado mejorar, evolucionar y ampliar su universo de una forma magistral. No solo sus audiencias de récord han crecido semana a semana, también lo ha hecho todo lo relacionado con su narrativa y, sobre todo, con sus personajes. ‘The Last of Us’ ya es historia de la televisión moderna. Pese a quien le pese. También a aquellos que se dedican a poner el típico ‘tuit casito’ de turno o a escribir el ‘artículo’ polémico criticando algo sin apenas sentido para ganar cuatro interacciones o tres visitas mal contadas. Lo de estos dos últimos episodios, los cuales repasaremos de forma conjunta, ha sido la guinda del pastel, el colofón perfecto a una de las mejores aventuras en la que nos hemos sumergido nunca. Y acabamos de empezar. Solo hemos rascado la superficie.
Con dichos capítulos hemos cerrado el arco que empezó al final del sexto, con Joel malherido tras su encontronazo con un grupo de saqueadores en las afueras de la Universidad de Colorado. Abandonados por la suerte en medio de la nada, la pequeña Ellie era su única esperanza. Nadie más iba a ayudarlos. En sus manos recaía la responsabilidad de salvar a la única persona que no la había abandonado en su corta vida. Muchas preguntas, muchísimas dudas. ¿Cómo iba una niña de 14 años a salvar a un señor al borde de la muerte sin ningún tipo de recurso, medicamento, provisión o conocimiento de nada? ¿Lo conseguiría?
El primer episodio (séptimo de la serie) no nos ayudó demasiado en cuanto a respuestas ya que dedicó casi su totalidad a explorar la relación entre Ellie y Riley (Storm Reid), un personaje importante y amado para los fans del videojuego del que apenas habían oído hablar los demás espectadores. Aquí la serie utiliza la misma fórmula que en el capítulo centrado en Bill y Frank, un extenso flashback comprimido entre dos pequeñas secuencias ambientadas en el presente y conectadas con su historia. ‘Left Behind’ no solo narra la maravillosa historia de dos adolescentes obligadas por la vida y las circunstancias a dejarlo todo atrás en un instante sino que también sirve para poner en contexto y explicar de forma detenida qué hizo a la Ellie que conocemos ahora y cómo esta descubrió de la peor forma posible que todo puede cambiar de un segundo para otro y que la pérdida es ley de vida, más en un mundo tan devastado y cruel como el de la serie. Dirigido magistralmente por Liza Johnson (Dead to Me), Ellie recuerda la noche en la que todo cambió.
Esa noche empezó como otra cualquiera, con Ellie durmiendo, dándole vueltas a su encontronazo con otra chica de la academia de FEDRA a la que mandó a la enfermería a por 15 puntos de sutura. Cada vez más solitaria y reclusiva, la niña se apoyaba en los libros, los cómics y sus pocas aficiones restantes para intentar lidiar con la pérdida a su única amiga, Riley, la cual llevaba semanas desaparecida. Pero Riley volvió esa noche, con nocturnidad y alevosía, colándose por la ventana de la habitación que compartían, con el objetivo de ofrecerle la mejor noche de su vida: un tour por un centro comercial abandonado plagado de sorpresas y momento especiales. Durante su ausencia, Riley había sido reclutada por Marlene. Era una luciérnaga y estaba a punto de abandonar Boston hacia un nuevo destino. Pero antes tenía que pasar una última noche loca con su compañera de batallas, la cual, igual que ella, guardaba, reprimidos en el fondo de su corazoncito, unos sentimientos que iban mucho más allá de la amistad.
Y la verdad es que lo pasaron en grande. Montaron al tiovivo, leyeron los chistes del segundo volumen de ‘No Pun Intended’ que Riley había encontrado, jugaron como locas al Mortal Kombat, bebieron, rieron, bailaron… hasta que llegó su primer beso. Cautas, con el temor habitual de no ser correspondida por la otra, por fin se quitaron esa pesada carga de encima. ‘Pensaremos algo’ le decía Riley segundos después. Pero nunca tuvieron tiempo para hacerlo. Un infectado las atacó y aunque lograron matarlo, ambas fueron mordidas. De la cima al abismo en un abrir y cerrar de ojos. La vida se había acabado. Sus sueños. Todo. En horas se habrían convertido en un monstruo aterrador. Eso o la muerte. La ira de Ellie solapaba la devastadora tranquilidad de Riley. Ella ya sabía lo que era perder. Su amiga acababa de averiguarlo. Pero decidieron dejar que las cosas siguieran fluyendo hasta el último momento, fuera cual fuera el devenir final. Nunca sabremos a ciencia cierta cómo fue el final de Riley, probablemente Ellie la tuvo que matar, consternada al ver que la infección no le hacía nada. El resto sí que lo sabemos…
We can be all poetic and lose our minds together…
‘When We Are in Need’ es el octavo episodio de la serie y el penúltimo de esta primera temporada, un capítulo que bajo la dirección del iraní Ali Abbasi -quien también dirigirá la finale de la semana que viene- que logra rozar la perfección en todo lo que se propone. Este es un episodio crudo, violento, lleno de diálogos crudos y escenas brutales, con un concepto de fondo muy escabroso como es el de los cultos religiosos. El invierno llegó y con él el rojo de la sangre que tan icónicamente mancha la pureza de la nieve.
Joel sigue malherido, prácticamente discutiéndose entre la vida y la muerte, y Ellie, desesperada, decide salir a cazar ya que ni siquiera les queda nada para comer en el sótano donde han logrado refugiarse. En medio de la nieve y el hielo es donde se topa con David (Scott Shepherd), el líder de un desesperado grupo de supervivientes al que el largo invierno y la falta de alimentos también les está torturando, acompañado de su segundo al mando James, interpretado por Troy Baker, el actor responsable de ponerle voz a Joel en los videojuegos. Lo que Ellie no se imaginaba es que también están sedientos de venganza por la muerte de uno de los suyos… el hombre al que Joel mató en la Universidad. Ya lo decían, nada pasa por causalidad. Ella cree que en medio de la disputa por el ciervo al que disparó logró atemorizarlos y que por eso le van a dar medicamentos para Joel, aunque la realidad es muy distinta. La serie nos introduce a David como lo que es, el peor villano que nos hemos encontrado hasta la fecha, un típico cínico y calculador, con una mente perturbada y un ego desmesurado gracias a su fe y a la confianza de sus seguidores, capaz de cualquier cosa. Cualquiera. Por muy infame que sea. El peligro nunca ha estado más cerca.
La curiosidad se convierte en cacería y la cacería en obsesión cuando, consciente de que no le sería muy complicado seguir el rastro de la niña, David y sus hombres acaban capturando a Ellie mientras Joel empieza a recuperar la consciencia en el sótano abandonado. La penicilina hizo efecto justo a tiempo. Mientras Ellie, encerrada en una jaula como si de un animal se tratara, lucha contra las cada vez más convincentes palabras de David, Joel logra capturar a los asaltantes que se habían quedado atrás en su búsqueda. Ellie está a punto de enfrentarse a su peor enemigo, alguien que ni pestañearía a la hora de destriparla, aún más después de haber descubierto su gran secreto; David y compañía se habían pasado al canibalismo como último recurso para sobrevivir. Octavia vibes. Su comunidad seguía creyendo que el plato encima de la mesa contenía carne de cualquier animal que los hombres habían logrado cazar, pero en realidad se estaban alimentando de sus compatriotas difuntos. Descubrirlo fue la gota que colmó el vaso. Y aquí es donde llegamos a una de las grandes escenas del primer videojuego de la franquicia, la lucha entre David y Ellie, con el salón en llamas y los cuchillos en todo lo alto. Una escena llena de carga y significado. Mientras tanto, Joel, tras torturar a los hombres que tenía cautivos, se dirige hacía el asentamiento con la idea, una vez más, de que si él no salvaba a Ellie nadie lo haría. Iluso…
Todo termina con una de las escenas más brutales de la serie y probablemente de lo que veremos este año en televisión. Tras ser atacada, Ellie logra rehacerse y tumbar a David. Poseída, desatada, empieza a acuchillarlo una y otra vez, con la sangre salpicando su cara y la llamas amenazando de fondo. Es incapaz de detenerse. Su explosión de rabia y agonía lo dice todo. Una, otra y otra, a una velocidad endiablada. Durante esta temporada muchos con los que se ha topado han hablado de su fondo psicópata, de su violencia acumulada, de su sed de sangre y venganza contra el mundo que le hundió la vida. El propio David fue uno de ellos. Y tenían razón. Él y todos. Ellie es una fuerza de la naturaleza llena de brutalidad. En nuestras horas más bajas aflora nuestro verdadero yo. Aún en shock por lo que acaba de pasar, abre la puerta y sale a la nieve. Ahí es donde sucede el reencuentro más esperado. Joel la abraza, la tapa con su chaqueta y entre sollozos le dice ese ‘ya pasó, pequeña’ que cierra el círculo. La frase de Sarah. La misma. Ya es oficial, son plenamente conscientes de lo que son, de lo que significan el uno para el otro. La mejor forma posible de cerrar una auténtica salvajada. En todos los sentidos.
NOTA DEL EPISODIO 7: 9.2/10
NOTA DEL EPISODIO 8: 9.8/10
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