Por fin, POR FIN, tras un año de espera y spoilers sobre el rodaje, vuelve nuestra serie sobre escoceses, ingleses (y ahora franceses también) favorita. Vuelve Outlander. Y no podría hacerlo de una manera mejor.Me pongo la maravillosa banda sonora de Bear McCreary y comienzo con la review.
Nada más empezar, ya nos hacemos a la idea de que algo raro pasa. Dejamos a Claire y Jamie felices, dentro de lo que cabe, viajando a Francia, con el anuncio del nacimiento de su futuro hijo y ahora Claire dice que desearía estar muerta, en el centro de las piedras que una vez le llevaron al pasado. Y es que ha vuelto al presente, al parecer porque se lo ordenó su marido, avisándole de que, de ninguna manera iba a dejar de luchar con los suyos en la batalla de Culloden. Una batalla donde los escoceses y los clanes están destinados a ser completamente exterminados bajo el yugo inglés. Imagino que querría salvarla, a ella y a su bebé, de una muerte segura o de una vida de esclavitud, ya que eso fue la existencia para los vencidos durante los años más próximos a la última revuelta jacobita. Por prohibir, les prohibieron hasta tocar la gaita.
Así pues, Claire llega desorientada, furiosa y hecha un mar de lágrimas a 1948 y se da cuenta de que las cosas no han cambiado, que la historia, tal y como la conocemos, siguió inalterable su curso. Igual que siempre continúa Frank, su marido, que corre en cuanto le avisan de que la han encontrado. Ha estado dos años sin saber nada de ella y su cara al verla es de un inmenso alivio. El hombre solo quiere volver a la normalidad pero Claire ya no es la misma y, seguramente, nunca lo será. Imagino que, por dentro, la protagonista tiene atragantado el sentimiento de culpa. Sabe que ha dejado a su amor solo porque él se lo ha pedido para que salve a su hijo también, que vive dentro de ella. Está peleando para salvar ese trozo de vida porque, de lo contrario, no me cabe la menor duda de que nuestra Sassenach se hubiese armado hasta los dientes y hubiese batallado la contienda maldita. Sin embargo, ella siente que ha fallado. Sabiendo lo que pasaría, no ha podido evitarlo. Y eso, como a cualquiera en su circunstancia, le reconcome por dentro.
No tiene que ser fácil vivir semejante situación y que, además, su “ex marido” le diga que se conforma con que haya aparecido y que no quiere explicaciones. Sería muy sencillo cerrar la boca y, por comodidad, dejarse llevar. Pero ella tiene que aclararle varias cuestiones, entre otras cosas porque en pocos meses dará a luz al hijo de Jamie y eso no es algo que pueda ocultarse. La actuación de Tobías Menzies en esta primera media hora larga que le dedican a ese reencuentro es admirable. Pasa por todos los estados anímicos que posee un ser humano con una facilidad tal que quién diría que solo está interpretando. Primero está incrédulo, después feliz, después desbordado, tras eso, enfadado, furioso e iracundo. Finalmente, pensativo, reflexivo, conciliador. Me ha hecho llorar y empatizar con él de un modo muy particular. El personaje no merece menos y el actor tampoco. Todavía estoy esperando el premio que le corresponde.
No me extraña que a Frank le irrite profundamente que Claire esté embarazada. Recordemos que, en la primera temporada, ella estaba convencida de que era estéril, pero resulta que no, que el problema es de él. Es él quien no puede tener hijos. Y claro, ante esa tesitura, que su mujer haya vivido toda una vida paralela al margen de su desgracia tiene que sentar muy mal. Pero MUY mal. Aun así, al final resuelve que la quiere y que está dispuesto a aceptar al crío en cuestión como si fuese suyo si ella deja de buscar referencias históricas de Jamie por todas las bibliotecas y libros del planeta, cosa que, qué queréis que os diga, me parece la mar de lógica. Claire acepta, pero se guarda el anillo hecho con la llave que le regaló su amor y otro anillo, al que le falta una piedra, y que promete tener un significado clave para el resto de la historia.
Supongo que, a estas alturas de la hora, todos os estabais preguntando lo mismo que yo. Que sí, que vale, que Frank es un hombre maravilloso y honesto, pero se parece demasiado a Black Jack Randall y eso es algo que nunca le podremos perdonar, así que… ¿DÓNDE ESTÁ JAMIE? Pues en un paralelismo hermoso entre la llegada de Claire a Boston en el 48 y la llegada a Francia hace unos doscientos años, vemos que su sonrisa ya no es la misma, porque por aquel entonces resplandecía mirando a su pelirrojo favorito. Y la mía también, para qué voy a negarlo.
Ante esta circunstancia, imagino que la serie continuará regalándonos saltos en el tiempo para explicarnos qué pasa en 1948 a medida que nos explica qué sucedió en 1743 para que Claire y Jamie no consiguiesen evitar el alzamiento jacobita. O quizá no sepamos nada de la Claire más moderna hasta el final y nos dejen en un cliffhanger horrible y asqueroso, de estos que enajenan la mente. Todo puede ser, aunque algunas piezas del casting parecen indicar que vamos a seguir teniendo mezcla temporal para rato.
Nada más entrar en territorio francés, estos dos ya están metiéndose en problemas. Me sorprende particularmente la facilidad con la que consiguen posición y fortuna en una de las capitales más populares (y por ende, más caras) de la época. Resulta que él tiene un primo que se dedica al negocio de los vinos, afín a la causa revolucionaria, que acepta que se unan a la misma tras ver las célebres cicatrices del bueno de Jamie y que, como tiene que viajar, les deja su casoplón en París, la gestión del negocio y un 35% de los beneficios para que se forren. Por favor, yo quiero ese primo. Creo que me he equivocado de familia.
Pero cuando ya se las prometían tan felices, Claire ve a un enfermo y corre a socorrerlo porque, claro, es sanadora, enfermera o como sea que queramos llamarle. Que le encante meterse en todos los fregaos o ser el perejil de todas las salsas no tiene naaaada que ver. Descubre que lo que tiene el pobre hombre es la viruela y que hay más de un contagiado, así que el capitán del puerto decide que, siguiendo el procedimiento, hay que quemar el barco donde venían los infectados con carga y todo. Lo que significa que el Count Saint Germain pierda muchísimo dinero. ¿Y quién es el conde ese, os preguntaréis? Pues alguien muy pijo que sabe insultar gravemente sin palabrotas y que promete ser muy vengativo. Vamos, que no es de los del ojo por ojo. Es de los de ojo, pie, sangre, huesos y vida por ojo. Y además, tiene una mirada de loco que ni Black Jack. Un tipo peligroso.
La cosa no ha hecho más que empezar. El plan está trazado y las cartas están sobre la mesa. Incluso se ha vislumbrado que Jamie sigue teniendo la mano fastidiada y el orgullo muy herido gracias a los acontecimientos del final de la temporada uno, cosa que yo creo que también va a traer cola. Los capítulos que continúan van a estar llenos de secretos, intrigas y, sobre todo, un gran cambio visual y argumental para todos nosotros que estamos tan acostumbrados a la verde Escocia. No se le podía pedir menos a una serie que dejó el listón altísimo en su primer año. ¿Nos vamos de viaje?
Cuestiones de vital importancia que merecen respuesta: ¿Por qué, si los dos son bellísimas personas, Jamie destaca muchísimo más que Frank? ¿Será por el sentido del humor particular ese que tiene? ¿Por qué ninguno de los maridos de Claire pone en duda su juicio cuando les plantea que viaja por el tiempo y no precisamente para patrocinar la Neutrex? ¿Ninguno, de verdad, se plantea encerrarla en un psiquiátrico? ¿Por qué me ha sobrado tanto la comparación que hace el cura de la situación de Frank y Claire con José y María? Me he reído a carcajadas. ¿Por qué me da que Claire no va a dejar de buscar a Jamie y que el niño o la niña va a salir pelirrojo? ¿Por qué el primo francés les deja sus tierras, su pasta, su casa y un poco más y hasta sus pantalones así sin más? ¿Por qué nada más ver al Count todos hemos llegado a la inequívoca conclusión de que merece dos tortas? ¿Por qué no le cuentan la verdad a Murtagh? ¡Mutyagh for president!



No quiero comentar mucho porque he leído los libros y como empiece no me contengo, pero la premiere ha sido genial. Me ha gustado el cambio que han planteado en la historia con respecto al libro, porque es cierto que si ambos empezasen de la misma manera, iba a ser abrumador para el espectador que sólo sigue la serie.
La sortija sin piedra tiene explicación, aunque es algo que se desarrolla con el correr de los libros y me ha encantado ese y otros guiños.
Pero a lo que voy. Para mi, lo que diferencia el matrimonio de Claire y Jamie –y lo que más me gusta de la saga– del de Claire y Frank es que Claire y Jamie son iguales. No intentan cambiarse el uno al otro, se aceptan, se apoyan mutuamente y se creen porque Jamie creyó a ciegas su historia. Él sabe que ella ha nacido para ser enfermera y lo acepta con todos los problemas que eso le trae. Y ella sabe que él está hecho para la guerra y lo acompaña hasta donde sea necesario.
Con Frank, la relación es más desigual, como profesor-alumna y él es más condescendiente con ella. Algo que parece que va a cambiar ahora y que se ve muy bien en esa escena en la que ella le pide muy firmemente que no use la palabra «azotar» en su presencia 🙂
Gran review! Me ha encantado
Demos gracias al Padre Wakefield por poner el contrapunto simpático entre tanto drama! Aunque todo tendrá su sentido…
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