BECKETT IS BACK – CASTLE REVIEW 8X15

Tras un necesario parón de una semana para digerir todo lo que vimos en el episodio anterior, vuelve Castle con un capítulo dirigido por el gran Rob Bowman, cosa que se nota, y escrito por el veterano Chad Creesey, cosa que también se percibe… a ratos.

La verdad, lo siento mucho por los fans del personaje de Castle, pero en realidad esta serie no se ha construido en torno a él, sino a Beckett y ahí está el problema de la cuestión: los episodios que brillan son en los que sale ella y este es el caso. La trama desarrollada en la academia le da a todo un toque refrescante y más si cuenta con personajes con los que se puede empatizar y que nos mueven un poco el pensamiento. La chica que hace de Beckett 2 me ha gustado particularmente, aunque a veces pareciese una figura de cera. El ambiente, la sensación de estar conociendo una pequeña parte del pasado de la detective… todo está cuidado y es efectista. Pero, por encima de todo, hoy todo se ha salvado por Stana y su alter ego más conocido.

Antes de que venga la stanatic o fillioner de turno a matarme o bendecirme, debo decir que no considero para nada que esto sea un problema de los actores. Ambos tienen una calidad similar y son muy capaces de convertir una hora mediocre en algo significativo. Entonces, ¿por qué digo que los Beckett-centric si funcionan y los Castle-centric no? Pues porque Castle, la serie, siempre ha sido sobre el viaje de él ayudándole a ella a encontrarse.

Aquí el hombre normal, el hombre sencillo, en el fondo, es el propio escritor. Será muy famoso, tendrá un casoplón, dos divorcios, una madre que regala consejos cuando no se le han pedido y una niña repollo que evidentemente engendró de penalti, pero él, como personaje, es alguien muy normal. Es un niño grande y metepatas lleno de dudas al que le gusta escribir y sentirse protagonista de su propia peli. Por eso le gusta tanto Beckett al principio, porque, además de estar buena, hacer equipo supone subir un escalón más en su historia fantástica que narra cómo un chaval sin un dólar en el bolsillo a quien se le da bien una sola cosa puede conseguir lo que siempre soñó. Él crece, madura y se desarrolla durante la serie pero todo mientras ayuda al personaje atormentado. Y esa es Beckett, su eje, su punto de giro.

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Beckett tenía todos los papeles para ser más anodina que Castle, niña bien, con padres bien, futura abogada, hija única… el rollito perfecto. Pero matan a la madre, el padre empieza a beber, ella entra en shock y termina siendo una policía obsesionada, metódica y rota que necesita dos tortas y alguien con paciencia para que le ayude. Alguien que, por supuesto, no se tome la vida tan en serio como ella, pero que sea lo suficientemente empático como para entender su sufrimiento. Y ahí entra él, como no.

Lo que quiero decir con esto es que la historia siempre ha sido sobre Beckett, porque era ella el misterio por descubrir. En realidad, si alguno os dedicáis a escribir profesionalmente, estáis entendiendo perfectamente de lo que hablo. Una vez encuentras la inspiración para tu historia, todo gira en torno a ella. Te enamoras de ella. Quieres saberlo todo, encontrar cada matiz, respirar cada segundo… y eso es lo que le pasa a Castle. Una idea no se convierte en historia hasta que un escritor la plasma. Beckett no dio todo de sí hasta que Castle apareció en escena. No se desarrollaba. Era solo una idea cabreada. Él la escribió. Y todo lo de ella se convirtió en todo lo de él de una manera tan natural que no chirrió demasiado hasta que se terminó la trama Bracken.

Castle es el escritor y pasa por la vida de puntillas junto con su idea, su amor, su musa. Por eso, sus tramas han resultado pegotes insulsos. La única que hubiese funcionado (y muy bien, por cierto) es el “pudo ser pero no fue” que vimos al final de la temporada 7 en Hollanders Woods. ¿Por qué? Porque fue algo que pasó antes de Beckett. Ahí había una némesis, un inicio, una razón de ser. Hubiese podido comenzarse un bonito camino. Ya descubrimos por qué ella se convirtió en lo que hoy es, así que lo mismo podríamos haber hecho con él. Hubiese sido perfecto, hubiésemos entrado en su psqiue y visto sus demonios. Normalmente, las historias que interesan son las que nos descubren algo sobre el personaje y sobre su pasado mientras el futuro se desarrolla con pequeñas pinceladas de este. Pero claro, los MilMar se iban, andábamos haciendo el mono con las renovaciones y es lo que hay.

Así que ahora tenemos el rollo de la desaparición que, además de que nunca se ha enfocado bien, dudo que a alguien le terminase de encajar del todo. Yo, desde luego, con el final de la sexta temporada me quedé pensando irónicamente: “vale, ¿y qué más?”. En el fondo, daba igual por qué, de no ser que lo hubiesen respaldado con una buena historia que nos descubriese algo nuevo de la personalidad del escritor. Un motivo. Y bueno, luego Amann la lió, Alexi la lió más y ahora estamos como estamos: Castle desapareció por Loksat, que en sí, es otra estupidez manifiesta. ¿Por qué? Pues porque, tal y como se ha desarrollado la serie, hoy por hoy es imposible crearle una trama decente sin que nos riamos (más) ante lo absurdo. Al final todo regresa a Beckett porque es ella quien conduce el autobús, ella es el suelo firme argumental, nos guste más o menos.

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Por eso este capítulo brilla tanto, porque es sobre ella, su academia de policía, lo buena que es interrogando… volvemos a los inicios, a ese encanto. Nosotros somos los ojos de Castle y, en el fondo, la tenemos un poquito idealizada. La hemos visto crecer, desarrollarse, sabemos por qué es así, qué le mueve, qué le guía… es como si fuese nuestro Tamagochi, o algo por el estilo. O, mejor dicho, el Tamagochi de Castle, a quien también adoramos. Además, Stana actúa fenomenal cuando le dejan ser nuestra Beckett y no una caricatura. Ella como policía justiciera funciona y muy bien. Aún más si la dirige Bowman, que está enamorado de ella como imagen y se nota claramente. Es una tía dura, fuerte, con un punto sensible que es su diferencia. Un personaje muy bien estructurado y desarrollado, al que es difícil sacar de su contexto a no ser, claro, que seas Barry O’Brien.

Castle es lo contrario y creo que solo los Milmar lo entendían bien, porque, desde que se han ido, lo han convertido en una burla de si mismo que, a veces, hasta da asco. Por ejemplo, en este episodio le dice a Hayley que es partidario de dejar que las cosas se solucionen solas. Del Castle de la primera temporada me lo creo, del de la octava, pues mira, no. Hace mucho que ha dejado de ser un crío cobarde y creo que lo ha demostrado con creces. Pero bueno, qué vamos a decir, si cada vez que había una escena Loksat en este capítulo daban ganas de vomitar:

“Oye, Beckett, que yo me borré la memoria para protegerte por Loksat” “Que fuerte, tronco, yo solo te mentí, lo tuyo ya es de nivel 22, necesito procesarlo” “Vale, pues mejor desaparezco y no me intereso por tu caso, así respeto al universo y no tenemos que hablar por pantallas, móviles y rejillas de ventilación” “Jo, tío, es que es muy fuerte que no sepamos comunicarnos, pero es que no quiero oírte, así que vamos a darnos al alcohol como mi papi hace años y me levanto sin resaca” “Oye Beckett, que quiero estar metido en el marrón de Loksat porque prefiero que todo lo que hemos hecho de escondernos durante estos 15 episodios no sirva de nada. Además que le he visto a Vikram mirarte el culo y no me mola” “Pues ok”

¿EN SERIO, CREESEY? Creo que la del whiskey es una de las escenas con menos sentido y más random de la historia, aunque en esta temporada ya llevamos como veinte de ese tipo. Si alguien le encuentra una razón de ser, por favor, que me lo diga, porque me la he visto como seis veces y no la comprendo. Amplia la sensación de desconcierto, de arbitrariedad que llevamos durante este año. Además, es en las escenas con Castle en donde veo a la Beckett menos Beckett de este capítulo. Aunque tranquilo, Chad, que no te voy a echar a ti toda la culpa, ya bastante has hecho creando un episodio medianamente interesante con eso del recluta muerto, la mafia irlandesa y la chica cabezota. Incluso has expandido el Caskett tan bien que ha parecido que han estado juntos en pantalla más de cinco rancios minutos.

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Nunca creí que diría que lo mejor de Castle podía ser, precisamente, el caso de la semana. Mil gracias por él. Pero es que no me cabe en la cabeza que tanto circo como han montado con la separación no haya servido para ABSOLUTAMENTE NADA. Intentad justificarlo como queráis, no vais a encontrar ningún efecto en la trama que no sea el de crear situaciones absurdas, fastidiar la serie y, por supuesto, cabrear al fandom. Así que ponedme cuantos besitos, escenas cucas y demás situaciones queráis, que el cabreito que me sube por las entrañas solo de pensar que habéis podrido mi entretenimiento favorito desde hace años por algo que, al final, no tiene ningún propósito me va a causar una úlcera. Y de las gordas.

Cuestiones de vital importancia que merecen respuesta: ¿Por qué siempre hay que mencionar a Vikram aunque no salga? ¿Por qué le agradezco tanto a Creesey que se haya deshecho de Alexis para este episodio? ¿Por qué sigo sin tener muy claros los planos del loft y deduzco que un día de estos el armario va a llevarnos a Narnia? ¿Por qué últimamente parece que Beckett va en chándal por la oficina? ¿Por qué cuando Beckett se dedica a emborrachar a Castle es todo tan absurdo? ¿Por qué en esa misma escena parecía que ella le iba a comer la boca y aquí seguimos esperando? Al menos podrían haber aprovechado lo ridículo de la escena y regalarnos un revolcón ebrio. ¿Cómo pueden dormir juntos si anda Martha por ahí pululando? ¿Con qué derecho iba a enfadarse Beckett con Castle por borrarse la memoria después de la que ella ha liado? ¿Por qué estoy tan hartita de los Beckettcentric, Castlecentric y lechescentric? ¿No podéis hacer vuestro trabajo bien y juntaros más de 7 minutos en pantalla? ¿No se os cae la cara de vergüenza?

2 Comentarios

  1. Bravo. No puedo decir otra cosa que bravo por esta review por que plasmas perfectamente lo que todos (o la gran mayoria) pensamos. Menos mal, pensaba que yo era la única que pensaba que la escena de alcoholizarse y no hablar era muy random y sin sentido… Y que teniendo en cuenta que Martha podía estar por ahí… Y dejandolo a un lado incluido lo que no tiene resaca… Por que no regalarnos una de sus miticas peleas tal como en la cuarta temporada??? Eso si hubiera sido lógico y real pero la lógica en esta serie hace tiempo desapareció… Probablemente a la vez que lo hacía Castle con esa absurda trama…. En fin, veremos como acaba todo esto.

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  2. Creo que esta vez estoy casi de acuerdo con el total del comentario. Sobre todo en lo que dices de Beckett y es cierto, ella parece realmente la auténtica protagonista de la serie, (para mi lo es). Por lo demás yo no la veo con tanto análisis, me gusta el capi o no, si veo que esta temporada deja bastante que desear, pero Castle no es un modelo de lógica.
    Ah! y aclaro que soy una admiradora súper de Stana.

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