“HERESY” – (THE VAMPIRE DIARIES 7×01 REVIEW)

La mayor incógnita que presentaba la séptima temporada de The Vampire Diaries, era cómo llevaría la serie la marcha de su principal protagonista. Nina Dobrev decidió dejar su(s) papel(es) en la saga vampírica y, aunque los guionistas se sacaron de la manga la no-muerte de Elena Gilbert, la serie ha vuelto sin uno de sus pilares. Y a juzgar por lo visto, el cambio les ha salido bien.

The Vampire Diaries llevaba un tiempo estancada en la relación de Elena con los dos hermanos Salvatore y, sinceramente, la cosa ya estaba siendo algo cansina. Incluso cuando la rivalidad entre los hermanos estaba ya cerrada, y Elena había elegido a Damon, los continuos obstáculos que les echaba la trama provocaban una sensación de déjà vu. Algo que ninguna serie debería querer.

En el estreno del jueves, pese a que la memoria de Elena quedó plasmada en la mayoría de voice-overs –que representaban cartas para explicarle todo lo que pasa mientras ‘duerme’– presentó una nueva dinámica para Stefan y Damon Salvatore, algo que sabiendo la historia de los hermanos, es poco frecuente. Aunque, por supuesto, seguimos teniendo una trama amorosa por parte de Caroline y Stefan.

Uno de los puntos fuertes de la nueva temporada son los villanos presentados, los Herejes; híbridos vampiros-brujos que pasaron años encerrados en el otro mundo junto Lily ‘mamá’ Salvatore. Si bien Lily pretende que se integren en la sociedad con normalidad, las cosas pronto se tuercen. Una de ellos, Valerie, está paseando por Mystic Falls cuando un par de adolescentes la atropellan sin querer y huyen de la escena, lo cual provoca que la chica, junto a otras dos Herejes –Mary Louise y Nora– los maten. Viendo la escena, Stefan, Caroline y Matt deciden tomar cartas y acabar con los Herejes con una bomba; algo que, evidentemente, falla y provoca una masacre en la plaza de Mystic Falls.

Derrotado, Stefan firma una tregua con Lily; el pueblo es desalojado y los Herejes se instalan en la casa Salvatore. Todo aquél que entre en los límites de Mystic Falls es vía libre para los vampiro-brujos. El pacto no gusta nada a Bonnie, que convence a Damon para luchar contra ellos, algo que consiguen arrancando el corazón de uno. Quedan cuatro, y están enfadados, la guerra ha empezado, y Caroline está en peligro después de que Enzo se haya posicionado a favor de Lily y le haya inyectado una buena dosis de verbena.

Por otro lado, Alaric está bastante ido después de la muerte de Jo, y mantiene el cadáver de su mujer en el depósito para que no se pudra. Además, se pasea por el mundo con una piedra roja, algo que Lily busca. Seguramente sabremos más en los próximos capítulos, pero de momento hay poca cosa.

Igual que tenemos poca información sobre lo ocurrido en el futuro. En unas escenas al principio y final del capítulo hemos visto la situación tres años después. Damon está medio desecado en un ataúd –supuestamente a la espera de que Bonnie muera y Elena despierte– cuando Stefan le ‘revive’ porque una mujer misteriosa ha vuelto y quiere matarle.

Un inicio prometedor, con lo que podríamos llamar un reboot de la saga vampírica, y con unos villanos que prometen y que, en mi opinión, son los primeros realmente interesantes desde la aparición de los Originales.