REVIEW: The Pitt – Temporada 1.
Max inaugura su particular 2025 con el estreno de The Pitt, un nuevo drama médico descrito como un examen realista de los retos a los que se enfrenta el personal sanitario en los Estados Unidos de hoy, visto a través de la lente de los héroes de primera línea que trabajan en un hospital moderno de Pittsburgh (Pensilvania). Protagonizada por Noah Wyle, la serie también sirve como el retorno al género de la dupla formada por el productor John Wells y el guionista R. Scott Gemmill, los cuales trabajaron juntos en la que a día de hoy probablemente siga siendo el gran referente de las series de hospital, ER (Urgencias). En otras palabras, un combo a priori ganador, con suficiente cartel como para llamar la atención del público, para el primer nuevo drama de producción propia de la plataforma desde el estreno de Full Circle en verano 2023.
Igual que pasa con los procedimentales policíacos, llevamos toda la vida viendo series de médicos y/o hospitales, desde grandes clásicos como House (FOX) o Grey’s Anatomy (ABC) hasta éxitos más recientes como The Good Doctor (ABC) o Chicago Med (NBC); todas ellas con un formato bastante similar. Es la fórmula que gusta y lo que ha funcionado desde siempre, ninguna objeción. Pero si que se agradece que de vez en cuando aparezca alguna propuesta distinta. Aunque el fondo sea el mismo, correcto, pero que quiera contarnos algo más allá de los romances de sus protagonistas y los tres diagnósticos de turno. Repito, me parece perfecto. Por ejemplo, creo que Apple TV+ hizo un gran trabajo con Five Days At Memorial, explorando como afectó el Huracán Katrina al Memorial Medical Center de Nuevo Orleans. O sin irnos tan al límite, la misma New Amsterdam (NBC) o la menos conocida Code Black (CBS) partieron de la base de intentar ofrecer algo distinto. Seguramente eso sea lo que más me ha llamado la atención a la hora de decidir echarle un ojo a ‘The Pitt’. Si, el resultado final puede ser el de siempre, pero, a priori, la premisa me parece suficiente como para darle una oportunidad.
Como dice su póster: ‘quince episodios, quince horas, un turno’.

La mecánica de la serie es sencilla. Cada uno de sus episodios sigue una hora del turno de quince horas del Dr. Robby (Wyle) como jefe de urgencias del Pittsburgh Trauma Medical Hospital. Acompañado de un más bien corto equipo de médicos contrastados y un intenso grupo de estudiantes y residentes, juntos luchan en lo que él mismo denomina como ‘el pozo’, enfrentándose a un caótico y sobresaturado servicio en el que apenas dan abasto, navegando desafíos personales, dinámicas de oficina y cargas emocionales mientras atienden a pacientes críticamente enfermos, resaltando su resiliencia. Collins (Tracy Ifeachor) y Langdon (Patrick Ball) son sus residentes de último año, eficientes y acostumbrados a la tensión, ella más sosegada y él más sarcástico y resolutivo; mientras que Mohan (Supriya Ganesh), una dedicada facultativa cuya paciencia e implicación -quizás excesiva- con sus pacientes le han hecho ganarse el mote de ‘Slow-Mo’; y McKay (Fiona Dourif), madre soltera cuyo complicado pasado sale a la luz más de una vez durante la serie, completan el roster más curtido. Les acompaña el siempre entusiasta grupo de jóvenes formado por Whitaker (Gerran Howell), King (Taylor Dearden), Santos (Isa Briones) y Javadi (Shabana Azeez), una especie de joven prodigio de la medicina. La encargada de poner un poco de cordura, organización y sosiego al estresante ritmo de sus compañeros doctores es Dana Evans (Katherine LaNasa), la jefe da enfermeras. Dura y efectiva, lleva más de media vida trabajando en urgencias por lo que ya se ha visto en prácticamente todas las situaciones imaginables. Todos tienen sus historias y su tiempo en pantalla, tanto con sus pacientes como en términos más personales. Y aunque lo de usar a los novatos para darle un -en muchas ocasiones necesario- toque de humor a lo que está ocurriendo ya esté muy visto, la verdad es que funciona.
Pero nos falta un ingrediente fundamental para su puesta en escena ya que este no es un servicio cualquiera para nuestro querido Dr. Robby. Hoy es el aniversario de la muerte de su mentor, el cual falleció en los días más oscuros de la pandemia por complicaciones derivadas de la COVID-19. La pandemia en sí no es una de las múltiples tramas que seguimos durante esta temporada, pero los flashbacks son recurrentes a la hora de explorar lo que le está pasando por la cabeza a Robby. Es evidente que a día de hoy aún no ha superado el durísimo golpe que supuso la agonizante pérdida de su maestro y el trauma que arrastra desde entonces continúa condicionando su trabajo. Como si enfrentarse a una tromba de enfermos y accidentados, las complicaciones y problemas derivados de sus casos, y al hecho de tener a un nuevo grupo de estudiantes a sus órdenes no fuera suficiente.
Casi todo lo que ocurre gira de una forma u otra entorno a Robby, ya sea de forma directa por su intervención o por su puesto como máximo responsable del servicio. Al final, todos responden ante él y además es participe en la gran mayoría de casos que seguimos y está presente en casi todos los procedimientos por los que pasa el paciente de turno. Es el motor de la serie y el que nos guía a través de los casos. Wyle está excelente en el papel, una elección 10/10. Sin embargo, los estudiantes y residentes son los encargados de ponerle ese puntito de picante a la serie, ya sea a través de los contratiempos y dilemas a los que se enfrentan o de sus historias personales. En una producción de estas características es imprescindible conectar con ellos cuanto antes -y de paso aprenderte sus nombres- y lo consiguen con facilidad. Me gusta seguir la evolución de una señora que llega tras desvanecerse en plena calle o la lucha por salvar a un chico lleno de graves quemaduras, pero también quiero ver a Whitaker haciendo el indio, a Santos moñeándose con el personal y a Javadi demostrando su potencial. Hay tiempo para todo y aunque en algunos episodios creo que se desvían más de lo que deberían de la parte puramente médica, la mezcla de personajes, tramas y emergencias funciona muy bien.

En resumen, sin ser perfecta, ‘The Pitt’ es una serie más que correcta, entretenida y amena de seguir; eficaz en lo que propone y desarrollada por un equipo conocedor del género, capaz de ofrecer un producto sólido y aprovechar las oportunidades que ofrece su plan de partida. Si tuviera que quedarme con alguien quizás sería con Javadi o Santos, aunque la gran mayoría de personajes son disfrutables. El reparto genial. Ni pasará a la historia ni lo pretende, pero tiene todo lo que necesita para convencer. Si que creo que la estrategia de lanzamiento (episodio semanal) quizás no sea la mejor para una serie que es muy fácil de maratonear. Incluso de dos en dos hubiera sido mejor. La temporada es bastante larga y me parece que le podría costar mantener el interés a largo plazo. Quien sabe. Por mi que luego hagan una segunda temporada.
Señalar que hemos recibido 10 de sus 15 episodios por lo que la crítica es parcial a falta de ver como termina la temporada. Disponible en Max a partir de este viernes 10 de enero.
NOTA DE LA TEMPORADA: 7.3/10

1 comentario