En el capítulo de esta semana, Miranda ordena a Alex y Ryan que pongan la misión en pausa mientras ella y Matthew Keyes investigan quién puso el dispositivo de vigilancia en The Farm antes que ellos.
Pero Alex no va a quedarse con los brazos cruzados, algo que después de la temporada pasada no debería sorprendernos. La lección de la semana en The Farm consiste en seguir el nivel de estrés de los reclutas a través de unas pulseras a lo Fitbit, y la protagonista decide aprovecharlo para conseguir información por su cuenta. Durante una sesión en la que varios agentes se dedican a presionar los puntos débiles de los reclutas para manipular su nivel de estrés, Alex se las empeña para hackear la información de las pulseras que Owen está recogiendo. Pese a que no lo consigue en seguida, la chica aprovecha una semi reprimenda de su instructor; que le señala que la falta de confianza en si misma es su mayor debilidad; para cerrar el hack. Al mismo tiempo, Ryan se pasa la sesión hablando con sus compañeros y, cuando la pareja comprueba los picos de estrés de cada uno, descubren que la última incorporación al programa, Leigh, se puso especialmente nerviosa cuando Ryan le habló de dispositivos de vigilancia, por lo que deducen que es quién les había estado escuchando hasta el momento.
Al mismo tiempo, descubrimos un poco más de información sobre Berlín, una operación que acabó con el aparente suicidio de un agente de la CIA, y que supuso el retiro de Owen a la academia. Y, por lo menos por ahora, las dudas sobre Lydia es han despejado un poco. La chica ha desvelado a Owen que trabaja con ‘alguien’ y está claro que padre e hija tienen una agenda propia.
Pero lo más importante es que, en el futuro, Alex confía en Lydia. Durante una breve conversación con Raina, le dice que hable con ella, ya que podrá ayudarla mientras Ryan siga desaparecido. Raina, por su parte, le explica que los terroristas quieren liberar a parte de sus rehenes y han pedido la entrega de Eric Boyer, el hacker que habían pedido liberar en la season premiere. Alex desconfía de eso, los rehenes son una gran ventaja de los terroristas, y no tiene sentido liberarlos tan pronto, y le pide a Raina que avise a Miranda de que es una trampa.
Pero ya sabemos que Miranda no es agua clara, pese a que Shelby opina como Alex y no quiere entregar a Boyer, Miranda y su compañero deciden que el trato vale la pena. Pronto vemos que Boyer sabe quiénes son los terroristas, y Miranda le advierte que esta vez no podrá faltar a su trato. Durante el intercambio, Raina avisa a Miranda, pero ella la ignora y Alex dispara varias veces para intentar frenar la operación, algo que no funciona y acaba revelando su escondite. Una vez con los terroristas, Boyer se suicida antes de que puedan obligarle a cumplir el trato, y los enemigos entran en el edificio donde está Alex, que se prepara para resistir. Pero el rayo de esperanza viene con Shelby, que accede a su antiguo e-mail por un aviso de Boyer, y descubre que Miranda está con los terroristas.
Pronto veremos la reacción de Shelby; si es inteligente, sabrá tratar su nueva información discretamente y mantener una ventaja sobre Miranda, al fin y al cabo, no tiene que serle difícil mantener su papel de estudiante aplicada e inocente. De todas formas, todavía es pronto para sacar conclusiones, y Quantico ha demostrado saber dar giros de trama en cualquier momento. Un punto a favor en este capítulo ha sido la revelación de Ryan de que Alex es su punto débil, y su decisión de mantener distancias, sin distracciones adicionales puede que la protagonista consiga profundizar más en la investigación de sus compañeros. Al fin y al cabo, no todo tiene que ser amor y ojitos.

