CHICAGO FIRE 3×18 – REVIEW

Chicago Fire 3×18 – Forgiving, Relentless, Unconditional (SPOILERS)

Anteriormente en Chicago Fire…
Brett empezó a replantearse su relación aburrida con Cruz; un amigo de Severide ocupó el puesto de Welch/Newhouse/Clarke y eso molestó a PeterMills, que quiere regresar al Escuadrón; y otra amiga de Severide trabaja en el Chicago Med.

Chicago Fire lleva toda la temporada dando palos de ciegos con todo el empeño del mundo, y ya que estaban, han vuelto a hacerlo.

Llegamos al capítulo 17 DS donde, cosas raras de la vida, Herrmann ha sido el protagonista. Y lo que es aún más raro, esta vez no ha sido por hacer el idiota o por meterse en otro negocio raro.

A Herrmann le afecta, quizás demasiado, el caso de un niño pequeño al que rescató durante un incendio y que acabó en estado crítico. Sobre todo cuando se entera por Roman y Burgess de que el fuego pudo haber sido culpa del padre del crío, un yonki al que le da igual colocarse delante de su hijo y echarle el humo a la cara.

Herrmann decide echar mano de un antiguo vecino suyo del barrio donde fue declarado el incendio para investigar un poco y gracias a él consigue dar con el tipo en un bar y soltarle el par de puñetazos que se merecía. Pero antes de poder ir a más, Casey llega para detener la pelea. Parece que la única función de Casey en este capítulo ha sido cubrir a Herrmann y escuchar los problemas de Otis, que ahora dice estar enamorado de Brett. Sin comentarios.

Los chicos de la 51 se reunen en el hospital a la espera de las últimas noticias sobre el pequeño, que estaba en cirugía y que, finalmente y para drama de Herrmann, acaba muriendo.
Probablemente lo mejor del capítulo fuera toda esta escena. Me gusta ver cómo se apoyan los unos a los otros, y que optaran por darle realismo a la situación haciendo que la víctima no sobreviviera. Y desde luego, me ha gustado ver el lado más sensible de Herrmann.

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¿Recordáis que PeterMills tenía una hermana? Bueno, pues la tenía.
A la chica sólo la vimos en cuatro capítulos de la primera temporada y después nunca más volvimos a saber de ella… Hasta ahora.
Elise viene para hablar con PeterMills sobre el testamento de su abuelo, que les ha dejado como herencia un restaurante en Carolina del Norte. Aquí al lado. Y aunque Elise pretende que entre ellos dos y su madre lleven el restaurante, finalmente PeterMills decide que su sitio está en Chicago.

Lo de Cruz y Brett podría importarme menos si no fuera porque directamente no me importa. El caso es que Brett iba a cortar con Cruz, pero él se le ha adelantado y a ella le ha ofendido un poco.
Estamos a punto de terminar la temporada y Brett sigue sin convencerme. No es porque venga en plan «sustituta» de Shay (o a lo mejor sí), es porque me parece tonta y sosa a la vez, y no veo química alguna entre ella y Dawson. Y me parece una pena, ya que son las dos únicas chicas de la serie y los guionistas se han empeñado en que Dawson y Brett tengan todo el tiempo en pantalla que Dawson y Shay no tuvieron.

En el capítulo anterior descubrimos que April Sexton, la amiga de Severide que trabaja en el Chicago Med, tenía algún tipo de pasado y problema con Severide. En éste hemos descubierto que, para variar, el asunto era una parida. Cada vez se superan más.

Y es que Severide pasó un verano en casa de Sexton cuando su madre descubrió a Papi Severide en la cama con una profesora de Kelly (ahora sabemos de quién ha heredado su lado putón), y cuando regresaron al instituto, el Teniente se comportó como si no conociera a April. Al final del capítulo vemos a Severide presentarse en casa de April, y los padres de ella encantadísimos de la vida de volver a verle.

Sinceramente no sé a qué venía una trama tan cutre como esta, no sé qué sentido o finalidad tenía, pero después de lo que llevan haciendo toda la temporada tampoco es que me sorprenda mucho.

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