Red John, capítulo cerrado

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Cinco años después por fin hemos conocido la identidad de Red John.

Uno de los grandes villanos más misteriosos de la televisión, némesis de Patrick
Jane en The Mentalist, fue finalmente desenmascarado en el último capítulo que emitió
la serie para satisfacción de algunos, desconcierto de otros y decepción por parte de
los demás, opiniones varias tal y como suele pasar siempre en estos casos.

La sexta temporada de ha estado enfocada por completo en la caza de dicho villano, convirtiendo la serie por unas semanas en algo totalmente alejado del aspecto procedimental al que estamos acostumbras, algo que han hecho magistralmente sus responsables.

Esta aventura se cerró con el octavo episodio de la temporada, llamado, como no, Red John.

Recordamos que Red John era una de las 2.164 personas a la que Jane había dado la mano, número que quedó reducido a siete sospechosos al final de la quinta temporada de la serie.

En estos últimos capítulos hemos ido descartando gente hasta quedarnos con sólo uno.

Gale Bertram, director del CBI, era nuestro sospechoso número uno.

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Con el grupo desmantelado Jane se enfrenta sólo, por fin, a su gran enemigo.

Con Bertram en busca y captura como principal sospechoso Patrick recibe una llamada suya, pidiéndole de quedar sin trucos ni trampas, una última vez para poder hablar y sólo hablar.

Jane, aunque está siendo perseguido por el FBI, no duda en acudir a esta cita que ha programado en la ermita del cementario en el que están enterradas su mujer y su hija.

Bertram le pide disculpas y le cuenta que, como parecía lógico, que él no es Red John.

Este hombre es sólo una personas más dentro de la Blake Association, esa organización secreta de policias corruptos de la que sabíamos que Red John era uno de los altos cargos.

Oscar Cordero, su escolta, le dispara y aquí tenemos la gran revelación.

De entre las sombras aparece Red John y le ordena que le deje sólo con Jane.

El Sheriff McAllister es Red John.

Jane le explica como lo había hecho para fingir su muerte en la explosión que tuvo lugar
en su casa ya que sabe que realmente hubieron dos explosiones y que McAllister y los Blake
cambiaron las muestras de ADN para que pareciera que él también era una de las victimas.

Como siempre Patrick Jane lo dedujo todo perfectamente.

La resolución viene después de un tiroteo que acaba con Red John intentando escapar, herido de bala, con Jane persiguiéndole por el cementerio y alrededores. La última caza.

Red John acaba en el suelo y Jane consigue su venganza al estrangularle hasta la muerte.

“Lisbon… It’s over. It’s done. I just want you to know I’m okay. And I’m gonna miss you.”

Jane se va y nos quedamos con la imágen de una madre con su hija jugando en el parque.

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Mi valoración es que es una buena resolución pero sin más. Nos dan lo justo.

Personalmente tenía ganas de conocer la motivación para elegir a Jane.

Dicha motivación no existe. Red John es un asesino en serie del que un buen día se obsesionó una de sus victimas, Patrick Jane convirtió esto en un juego al que el asesino estaba encantado de jugar ya que era un nuevo reto para él fruto de la casualidad.

Como cuentra Bruno Heller, creador de la serie, los asesinos en serie una vez desenmascarados no suelen ser nada del otro mundo, son gente de lo más común.

Eso es lo que han querido hacer con Red John. Un tipo corriente con un lado oscuro.

La sed de venganza de Jane creó la relación entre ambos.

Sobre que fuera finalmente fuera McAllister lo veo bien, sin más, como decía antes.

Sabiendo que el asesino saldría de esa lista de siete que vimos al final de la quinta temporada tenía ya las expectativas hechas de que el nombre en si no sería un gran bombazo ya que ninguno de los siete candidatos cumplía eso de que sería un personaje muy relevante.

Me llamaba más el motivo y sobretodo la habilidad de Red John, un asesino que conseguía estar en todos lados siempre un paso por delante, algo que también ha quedado en nada ya que la gran mayoría de sus hazañas quedan justificadas como obras de la Blake Association.

Por esa parte si que me esperaba más aunque el final es lógico y aceptable.

Lo que si creo que ha perdido la serie es la oportunidad de hacer algo realmente grande,
de hacer algo que no dejara a todos con la boca abierta, un final que fuera recordado.

En vez de arriesgarse e intentar algo así han preferido cumplir. Algo también aceptable.

Veremos como sigue la serie sin Red John, aquí acaba un largo capítulo del mundo seriéfilo.

TIGER, TIGER.

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