CHICAGO FIRE 1×22 – Leaders Lead
(SPOILERS)
Anteriormente en Chicago Fire…
Casey le dice a Dawson que ella es muy importante para él; Hallie y Casey recuerdan un contrato que firmaron después de una pelea de navidad («vamos a tener las peleas limpias y el sexo sucio»); la madre de Peter Mills se lió con Boden, y Dawson se enteró; Tara acusó a Severide de intento de violación y han mandado el caso a la oficina del fiscal del estado.
Severide intenta que Tara retire los cargos contra él, y la espera en el aparcamiento de un supermercado para decírselo, pero ella sigue con su cuento y se mete en el coche sin hacerle caso. Y resumiendo todo el lío: Shay le dice a Severide que lo más seguro es que Tara lo fichara como objetivo, y que ahora le toca a él mirar el historial de ella. Severide se reune con Antonio, que le da unos papeles sobre Tara, y le dice que ya acusó a otro hombre de lo mismo cuando trabajaba en una agencia de publicidad. Se pone en contacto con ese hombre, se cuentan sus historias y él decide ayudarle. Severide vuelve a acercarse a Tara, con aires de sobrado, y a ella le cambia totalmente la cara al ver al otro tío. Al final retira los cargos contra Severide. Caso cerrado. Bye bye, biatch.
Hallie se está vistiendo después de «ensuciarse», y Casey le pide se queden todo el día en la cama, pero ella, que es una mujer ocupada, tiene que ir a trabajar y le dice que en 24 horas y 1 minuto estará de vuelta, porque además de trabajar en le hospital, también trabaja en una clínica. Hallie acompaña a Casey al trabajo y le da un beso de despedida; Dawson y Mills lo ven, y ambos se alegran por ellos. Peter Mills saca el tema de los alquileres y le propone a Dawson que se vaya a vivir con él, ya que básicamente está todo el rato en su casa, y de paso le dice que le quiere (una forma rara de hilar las cosas), y antes de que Dawson pueda contestar, Mills sigue hablando y le dice que se tome su tiempo para pensarlo.
Dawson va hacia su ambulancia, donde Shay la recibe con un «what up, sunshine?» (¿alguien sabe dónde puedo comprarme una Shay?). Dawson le lanza esa mirada de «tía, pero qué super fuerte, es que no te lo vas a creer», y la tía del altavoz, experta en fastidiar momentos importantes, anuncia que ha habido un derrumbe.
Parece que por el camino Dawson le ha contado a Shay esa cosa super fuerte, y a ella le parece bien, pero Dawson se siente culpable porque aún no le ha dicho a su noviete que su madre estuvo liada con su jefe (culebrón). Shay sólo es capaz de contestar a eso con un «vale, repite después de mi: no es asunto mio«. Y con esas, se queda tan tranquila.
Cuando llegan al lugar, dos policías (el guapete y la otra) les informan de lo ocurrido.
Una china aparece gritando porque su novio está encima de un coche y Boden intenta tranquilizarla, pero cuando le dicen que el chico está muerto, ella le da un guantazo al Chief.
Después de rescatar a los heridos, Dawson y Shay llevan en su ambulancia a una chica con un trozo de madera atravesándole el hombro. La chica entra en shock y cuando llegan al hospital, Hallie y Dawson se encargan de estabilizarla.
En la estación, Mouch se acapara en el sofá con Pouch para ver un canal japonés, y Herrmann entra con una casita de madera con la que pretende da una charla de seguridad contra incendios a los niños de la clase de su hijo, poniendo cosas inflamables en una parte. Cruz los interrumpe para decir que se ha encontrado unos calzoncillos rojos en la lavandería (en serio, Cruz, piérdete), y Casey decide colgarlos. Mientras se acusaban unos a otros de ser los dueños de los calzoncillos, la casita de madera de Herrmann se ha incendiado (Pouch asustado por el fuego es una monada).
Después una mujer entra y pregunta si dejan entrar niños para hacerse fotos. La mujer vuelve a la estación más tarde con su marido y su hija. La niña le dice a Boden que hace justo 12 años la abandonaron en esa estación de bomberos y que él la encontró. Boden se emociona y luego todos le cantan el cumpleaños feliz.
El padre de Dawson, además contar chistes raros sobre las pizzas de Chicago, también solía decir «tienes dos opciones: puedes elegir estar de mal humor, o puedes elegir se feliz«. Shay no sabe a dónde quiere ir a parar, y yo pensaba que por fin iba a declararle su amor a su compañera de ambulancia, pero no, Dawson vuelve a hablar de Peter Mills, y decide que a pesar de las inseguridades que tenía al principio, le quiere (nuestra pequeña Dawson se ha hecho mayor). En cuanto bajan de la ambulancia, la del altavoz las manda a atender a un hombre. La tía del altavoz es mi 3º personaje favorito. Al principio no saben qué le pasa, y después de acusarlo de borracho y yonki, se dan cuenta de que le sangran los oídos y ven una quemadura que va desde la cintura hasta el pie. Al pobre le había caído un rayo.
Al final Dawson le dice a Mills que le quiere y que se irá a vivir con él.
Casey va a la clínica de Hallie a llevarle el almuerzo. Ella le da un tour rapidito: sala de visitas, oficinas, un cuarto de baño para todos… Ah, y la habitación esa con rejas es donde guardamos las medicinas. Y siguiendo con el tema de los calzoncillos, Otis se cansa de verlos ahí y los descuelga justo cuando les avisan de un accidente de coche. Resulta que los calzoncillos rojos son de Mouch, y Otis lo sabe porque la etiqueta está en japonés. Mouch se ha echado una novia japonesa por internet, y los calzoncillos son un regalo de ella.
Dawson decide contarle a Mills lo de su madre y Boden, y él se cabrea así como mucho porque no se lo dijo antes. La pelea se acaba justo cuando mi amiga la del altavoz avisa de un edificio en llamas. Casey cae en que es la clínica de Hallie. La chica policía de antes sale del edificio y le dice a Casey que su compañero guapete Barmes aún está dentro intentando sacar a una mujer. Casey y los demás entran y Barnes les señala a la mujer a la que no ha conseguido sacar: es Hallie, que está en el suelo en la habitación de las medicinas con un brazo quemado. Después de tenernos casi dos minutos de los nervios, consiguen salir de edificio con Hallie, e intentan reanimarla de camino al hospital. Todos se reunen en la sala de espera viendo cómo Casey da vueltas de un lado a otro y sólo se para cuando ve salir al médico y va hacia a él. Los demás se levantan y se quedan mirando desde la puerta y cuando Casey se viene abajo, Mills, que parece ser el único que no está tan en shock, va a abrazarle. Después del entierro de aquel niño al final del 1×19, este es el otro momento más tristón que ha tenido la serie, sin duda.
Antes de terminar, os recuerdo que han renovado Chicago Fire por una segunda temporada, y también han dado luz verde a su spin off, Chicago PD, en el que también saldrán estos dos policías nuevos (entre otros)


